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Una historia de pescador

Después de vários días seguidos de trabajo, resolvi ir pescar y hacer un campamento con unamigo, que se llama Marcolino, viejo compañero de aventuras.

Marcolino es el tipico aventurero, fiel amigo, concentrado en sus haceres y amante de la naturaleza y de las pescarias. Claro que las personas no tienen solamente calidades pues Marcolino es muy distraido y bastante olvidadizo.

Fui visitarlo en su trabajo para dejar ajustado los detalles de nuestra aventura y decidimos ir hasta el río Timbó, justo en el lugar de su desague en el río Iguazú, en una localidad llamada de Pozo Preto, en Porto União, una ciudad del interior de Brasil. Combinamos que Marcolino llevaria la comida, yo llevaria las bebidas y cada uno de nosotros llevaria su carpa, sábanas y equipo de pesca, además de los engodos, claro.

El día amaneció lindo y, como habíamos combinado, a las 9:00 de la mañana fui buscar Marcolino a su casa, que ya estaba listo. Pero desde el momento en que entró en el auto, deberia haber notado que no deberíamos haber salido ese dia… Yo deberia haber notado que el universo no conspiraba a nuestro favor, pues al entrar Marcolino al auto, senti un olor horrible… Él había pisado en caca de su propio perro, que entró al maletero y no quiso más salir de ahí, tuvimos que llevarlo. Le dije a Marcolino que tendria que limpiarse los zapatos y el carpet del auto que tenia algunos pedazos de ese material indeseable.

Terminado el trabajo, nos fuimos a la estación de servicios y los señales seguian, pues cuando llenábamos el tanque del auto percibimos que caya agua del motor y cuando fuimos verificar que ocurría, pecibimos que una manguera del radiador se habia roto… Por suerte, en la estación de servicios tenian una manguera parecida y rapidamente arreglamos el problema, sin grandes dificultades, a no ser las manos sucias y un poco de sudor… El perro seguia portándose bien en el maletero.

Dejamos la estación de servicios y nos fuimos hacia el río, tomamos la ruta, colocamos una buena música y comenzamos a charlar. La charla estaba tan buena que cuando percibí había pasado por  un radar y me sacaron un parte por exceso de velocidad. En ese momento la rabia ya me estaba consumiendo…

historia de pescador

Llegamos al rio, sacamos todas las cosas del auto,armé mi carpa y dejé todo listo para cuando tuvieramos hambre. Ya bien instalado, esperaba que Marcolino terminara de armar su carpa. Al terminar de armarla escucho un lamento, y me viene a contar que se había olvidado de comprar la comida. Yo había traido las bebidas y alli percibimos que tendríamos o que volver o pescar nuestro propio alimento, ya estaba totalmente indignado…

Tomé mi caña y mi equipo de pesca y me fui al río, que estaba bastante lleno. Pasados diez minutos, sin haber pescado absolutamente nada, repentinamente comienza a llover y me mojo hasta dentro de los oídos. Ahí no aguanté y me indigné totalmente, reté, golpeé el suelo, grité y levanté las manos al cielo y le dije a Dios:

Por favor, padre, necesito de alimento para estos dos días y pare esta lluvia desgraciada, inmediatamente!

Em diez minutos, increiblemente las nuves desaparecieron y el sol salió radiante. Me dió una sensación de alegria muy grande, pues parecia que era un mensaje sobrenatural y que mi día a partir de entonces mejoraría. Tomé mi equipo de pesca y al sacar la caña del rio, vino un enorme pescado de por lo menos 7 quilos, que tardé unos 10 minutos en sacarlo del água. Coloqué el pescado en la bolsa y se lo fui a mostrar a Marcolino, que me pide silencio y me muestra dos lindas codornices.

Ahí está nuestra comida, pero solo tengo una bala – me dice.

No tuve dudas, clavé un machete en el suelo, apunté en el medio de la lámina y atiré y cuando la bala golpeó la lamina del machete (que era muy afilada) se partió en dos y achuntó a ambos los pájaros… Teníamos un pescado y dos codornices para comer, parece que la suerte estaba de vuelta. Decidimos cocinar primero el pescado que estaba bonito y mientras yo lo preparaba Marcolino fue depenar las codornices.

De repente escuchamos un grito muy alto del perro que inmediatamente cesó, pero cuando miro en la dirección del ruido, veo un image terrible… El perro no había visto el macheteclavado en el suelo y al pasar por el machete se corta totalmente por la mitad, desde la cabeza hasta la cola, mitad de cada lado del cuerpo cae para lados opuestos… por suerte percibi inmediatamente, sali corriendo a buscarlo y llamé a Marcolino. Busqué una cola que tenia en el auto y que era muy especial y colamos el cuerpo del perro, pero como estábamos desesperados no nos dimos cuenta de que lo pegamos al revés, dejando dos patas para arriba y dos para abajo.Pero la buena noticia es que el perro sobrevivió.

Curiosamente cuando saqué el machete del suelo, cual no fue mi sorpresa cuando percibo que en él habia un armadillo, que matamos de manera totalmente sin querer. Realmente la suerte se habia “cambiado de lado” y pudimos disfrutar de un campamento farto, con mucha comida, un sol maravilloso y un perro que quedó raro, pero que estaba feliz y vivo…

Esta es una leyenda contada en pescarias y en fiestas de amigos en el sur de Brasil, entre los estados de Santa Catarina y en Paraná.

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